martes, mayo 17, 2005
Be happy
Esta noticia del periódico me ha encantado:
“… Para vivir más y mejor no es suficiente con no sentirse del todo mal en la propia piel, hay que aspirar a más, hay que ser feliz.
Se han hecho trabajos que han demostrado que las personas que tienen una actitud positiva en la vida se recuperan con más rapidez del estrés y sufren en menor medida sus consecuencias. También se ha comprobado que la falta de una actitud positiva está relacionada con el desarrollo de patologías cardiovasculares e incluso con una reducción de la supervivencia…Las personas tristes segregan un 32% más de hormona del estrés que las felices.
Placer, compromiso y sentido
Reza el refrán que el dinero no da la felicidad y algunos añaden, pero ayuda. Así es, aunque menos de lo que parece. Numerosos estudios ya han demostrado que una vez que las necesidades básicas están cubiertas, una nutrida cuenta corriente no asegura disfrutar de una vida mejor. Ni siquiera la educación o la edad son sinónimos de satisfacción vital. Por el contrario, se sabe que estar rodeado de afecto o tener una vida espiritual rica aproxima a la felicidad. También se ha comprobado que los que aderezan su existencia con algunas copas de vino, sin excesos, son más felices que los abstemios recalcitrantes. Pero de forma global, ¿se puede definir la felicidad” Ruut Veenhoven, catedrático de la Universidad de Erasmus de Rotterdam (Holanda) y director de la Base de Datos Mundial de la Felicidad, lo hace del siguiente modo: `Es cuánto nos gusta la vida que llevamos´.”
“… Para vivir más y mejor no es suficiente con no sentirse del todo mal en la propia piel, hay que aspirar a más, hay que ser feliz.
Se han hecho trabajos que han demostrado que las personas que tienen una actitud positiva en la vida se recuperan con más rapidez del estrés y sufren en menor medida sus consecuencias. También se ha comprobado que la falta de una actitud positiva está relacionada con el desarrollo de patologías cardiovasculares e incluso con una reducción de la supervivencia…Las personas tristes segregan un 32% más de hormona del estrés que las felices.
Placer, compromiso y sentido
Reza el refrán que el dinero no da la felicidad y algunos añaden, pero ayuda. Así es, aunque menos de lo que parece. Numerosos estudios ya han demostrado que una vez que las necesidades básicas están cubiertas, una nutrida cuenta corriente no asegura disfrutar de una vida mejor. Ni siquiera la educación o la edad son sinónimos de satisfacción vital. Por el contrario, se sabe que estar rodeado de afecto o tener una vida espiritual rica aproxima a la felicidad. También se ha comprobado que los que aderezan su existencia con algunas copas de vino, sin excesos, son más felices que los abstemios recalcitrantes. Pero de forma global, ¿se puede definir la felicidad” Ruut Veenhoven, catedrático de la Universidad de Erasmus de Rotterdam (Holanda) y director de la Base de Datos Mundial de la Felicidad, lo hace del siguiente modo: `Es cuánto nos gusta la vida que llevamos´.”
EL PAÍS
// entrada de Miss Doolittle @ 10:02 p. m. 
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