lunes, febrero 06, 2006

Sentada espero el trabajo que yo quiero


Y no me llega, pero no desespero (al menos, estoy en ello).
Me tienen en vilo, voy a terminar loquita por la espera. A punto de tirarme de los pelos. La semana pasada hice dos entrevistas para un par de trabajos que ¡oh, sorpresa! parecen interesantes.
-“Te llamaremos, te llamaremos”, fueron las últimas palabras que oí.
- "¡Ja!", es la mía.
Los entrevistadores me han condenado a un estado de alerta permanente, de dependencia absoluta del teléfono, que dentro de unos días (¿dos? ¿cuatro?) pasará al más puro escepticismo. Y de allí...

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