
Los párpados me pesan. Mucho. El día de hoy ha consistido en una lucha encarnizada de mi voluntad contra estos músculos que peleaban por cubrir los ojos y aislarme de la realidad. Un tira y afloja constante. Y la culpa de todo la tiene Eloy de la Iglesia. Anoche me quedé enganchada a ‘La estanquera de Vallecas’ desde el minuto cero. Me acosté bastante más tarde de lo habitual y hoy mi cuerpo estaba resentido. Me hago mayor. Pero, a veces, estos excesos merecen la pena, porque me reí de lo lindo. La peli, rodada en 1987, presenta escenas de la vida cotidiana en un barrio humilde, rebosa humor ácido y crítica el poder corrupto. Tiene partes buenísimas, como la escena de los policías bailando al ritmo de ‘Suspiros de España’, o cuando la estanquera doña Justa, encarnada por Emma Penella, juega al guiñote con su sobrina Ángeles y los atracadores Toncho y Leandro, mientras fuera la poli tiene la casa cercada.